Las Espumillas de la Michelena

Te has preguntado que es lo que venden las comerciantes que en el centro histórico de Quito llaman a sus clientes con un suave grito que dice: !espumiiiiillas!, en esta historia despejaremos tus dudas.

¿Qué debes saber?

  • La espumilla es una golosina que se sirve en barquillos de galleta.
  • Se elabora a base de huevos y azúcar; se acompaña de mermeladas y frutas, su precio es de un dólar.
  • Con su típica llamada de "espumiiiillas" las espumilleras que mantienen vivo este oficio tradicional de Quito, recorren la Calle de las 7 cruces brindando este tradicional sabor quiteño, en esta calle que colecciona varios de los lugares turísticos de Quito.

El trabajo duro que se requiere para mantener viva una tradición

  • Los ojos de Magdalena Moya se llenan de un brillo especial cuando comparte la historia de su negocio. Un brillo lleno de alegría y un tanto más de nostalgia. Y es que fue su madre la que eligió a la gastronomía como la herramienta con la cual construiría el futuro de su familia.
  • Hace más de 50 años, esta madre junto a sus hijas, iniciaron este, que más que un negocio, es una valiente propuesta para mantener viva una tradición quiteña. Valiente, pues preparar y vender este manjar es una tarea que demanda mucho esfuerzo.
  • Piénsalo un instante, hace 50 años, la preparación de espumilla se hacía a mano, encontrar el punto exacto en que al batir los huevos se alcanza la contextura particular de las espumillas, es cosa seria. Ahora agrégale la idea de saber, que, en sus inicios, estas mujeres comercializaban sus productos en la calle. Armadas de un cajón de madera que cargaban al hombre, estas quiteñas recorrían las calles de la ciudad de Quito, gritando a todo pulmón, que ya llegaron las espumillas.

Dejando la calle para establecerse en su local

  • El centro histórico de Quito, era sin duda el lugar ideal, para que las grandes caminatas de estas quiteñas, encontraran un descanso. En las calles Espejo y Guayaquil a pocos pasos de la Plaza de la Independencia, se encuentra este local, unas letras forjadas en hierro te anuncian que estas al frente de las Espumillas de la Michelena.
  • Este pequeño local se confunde en la cotidianidad de las calles del Quito colonial, se confunde, pues sus colores y aromas son tan quiteños como lo son sus balcones y sus tejados.
  • La sonrisa de Magdalena te da la bienvenida, no faltará su mano extendida brindándote una de sus espumillas.

Oficios tradicionales en la calle de las 7 Cruces

La calle García Moreno y Rocafuerte, inconfundible por el Arco de La Reina que marca la esquina del Museo del Carmen Alto y del Museo de la Ciudad, es el punto de partida para recorrer rumbo al norte, una ruta de oficios llena de sabores, recetas magistrales y sombreros.

  • Tienda del Carmen Alto. Al pie del Arco de la Reina, las madres carmelitas descalzas mantienen en la puerta de su museo una tienda donde comercializan los productos que fabrican al interior de sus conventos.
  • La Sombraría López. Luis López, a la altura de la calle Bolívar en el C.C. La Manzana, ofrece sombreros cordobeses, franceses, italianos, así como los ecuatorianos como los salasacas y saraguros.
  • Botica Alemana. Leonardo Puertas, en la esquina de la Calle Bolívar, mantiene esta botica que desde 1875 se estableció en Ecuador y que para 1914 era una las 13 farmacias que atendían en Quito.
  • Poncheros de carreta. Ángel Remache, lidera la "Asociación de poncheros de Quito La Magolita", en el que con más de 40 poncheros, mantienen vivo el oficio de venta de la tradicional bebida quiteña.
  • Tienda de la Inmaculada Concepción. Las madres conceptas en la esquina de la Plaza Grande, mantienen la tradición de elaborar ropa para los Niños Dios que reciben misas en diciembre y enero, además la tradición de proveer shampoos, jarabes, hostias, vino, escapularios y denarios de la Inmaculada, que poseen beneficiosas propiedades y protección garantizada.
  • Tienda del Carmen Bajo. Las madres carmelitas una cuadra más al oriente de la Plaza Grande, en la calle Olmedo y Venezuela mantienen la centenaría tradición de venta de vino de consagrar, jarabes para la tos, el hígado graso, la gastrítis, en cremas tienen la rosada, para la hermorroides, la artritis y las várices y hasta un jarabe para la memoria.
  • Tienda de la Encarnación de San Juan. Las madres agustinas siete cuadras al norte de la Plaza Grande, en la calle Benalcazar y Carchi, junto a la Basílica del Voto Nacional, también tienen su tienda. Famosas son sus líneas de repostería con manjares quiteños que mantienen los sabores tradicionales de los pasteles, moncaibas y chocolates coloniales, así como su línea cosmética que con agua de rosas y champús de romero, le ha permitido mantener por siglos a una fiel clientela.

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