Totana - Rituales - Vida Cotidiana y Mundo Funerario

El estudio de elementos de metal, cerámica, huesos, telas e incluso alimentos dispuestos en las tumbas como ritual funerario, ya sea en el momento de la muerte o tiempo después (algunas inhumaciones se volvieron a abrir pasados algunos años para introducir nuevos difuntos o patas de animales), ha llevado a los especialistas a disponer de la información suficiente para acercarse a la complejidad que rodeaba a la sociedad argárica.

  Los rituales funerarios

  El mundo funerario también ha dejado una nueva forma de entender el ritual de los enterramientos. Las inhumaciones colectivas de la etapa anterior se abandonan durante El Argar para realizar enterramientos individualizados. Entre los más utilizados en La Bastida y otros poblados de la Región de Murcia se encuentran los efectuados en urnas o pithoi y en cistas.

  A raíz de la información material del interior de estas inhumaciones argáricas se ha realizado una clasificación en grupos sociales de los individuos que habitaban los poblados. Según una de las teorías más generalizadas, se trataba de una sociedad basada en el poder de un reducido grupo de dirigentes que residía en la zona alta de los poblados, formando la cúspide de una estructura piramidal, constituida por nobles guerreros que apoyaban a la jerarquía dominante. Además, existía una gran masa social de artesanos, agricultores, especialistas en diferentes oficios y ganaderos, así como un numeroso grupo de siervos, que integraba la clase social más baja.

La sociedad argárica estaba basada en un sistema de jefaturas, fuertemente estratificada, dominada por minorías o clases altas sustentadas por una base guerrera y que controlaban los medios de producción. Esta nueva visión de las fuerzas de poder supuso un cambio ideológico bastante notable con relación a la sociedad calcolítica y su valor del colectivo.

  A partir de la cultura de El Argar, el individuo toma mayor conciencia de la valoración de lo individual, circunstancia que aparece bien reflejada en el ritual funerario, donde las inhumaciones individualizadas, que incluyen diferencias sociales relacionadas con sus distintos ajuares y construcción de los enterramientos, sustituyen al mundo megalítico de la Edad del Cobre y sus sepulcros colectivos.

  La sociedad argárica experimentó un cambio ideológico con respecto al Calcolítico, marcado por la concepción de una pirámide social coronada por una minoría dominante. Durante la etapa argárica se mantendría esta corriente ideológica que, en ocasiones, experimentó ciertas variaciones, saliendo siempre favorecida la alta jerarquía. Esta situación terminaría por acentuar las diferencias sociales entre los poderosos y el resto de la sociedad.

  Rasgos de la sociedad argárica de La Bastida

  Los estudios globales acerca de la cultura de El Argar en el Sureste peninsular han llevado a algunos especialistas a pensar en una sociedad estatalargárica con rasgos distintivos en la sociedad, política, economía y complejidad organizativa, así como en la elección estudiada de sus centros de población, conectados a vías de comunicación y grandes áreas de explotación. La organización de las sociedades en un territorio, donde habitaban miles de individuos con particularidades económicas e incluso étnicas distintas. Una minoría domina y gobierna desde la cúspide de los poblados, aumentando las diferencias sociales gracias a sus símbolos, armas y bienes de lujo. En diferentes dependencias de los poblados se almacenaba de forma comunitaria el cereal, lo que lleva a pensar en la existencia de instituciones que controlaron y desarrollaron labores en la administración y reparto de este bien. Las defensas halladas en los poblados, como algunas murallas que rodeaban su perímetro completo y otras que aseguraban la zona superior de los cerros, para proteger a la clase dominante, permiten deducir la existencia de una sociedad de guerreros organizados, probablemente, en un ejército que se defiende de posibles conflictos. Una ideología que, según algunos especialistas, está relacionada con las manifestaciones religiosas, que proteja a los gobernantes y asegure los mecanismos de producción.

  La sociedad argárica se basaba en una estructura piramidal, cuya cúspide la formaba una minoría jerarquizada de familias de las que surgían los gobernantes de los poblados. Esta aristocracia estaba apoyada por un segundo grupo de nobles, probablemente guerreros, situados en un área de influencia próxima a los grupos dominantes. En la zona media de la pirámide social se encontraba la gran masa de población dedicada a la producción de alimentos, a la ganadería, los tejidos o elementos cerámicos y metálicos, principalmente. En la base de la estructura piramidal se hallaban los siervos.

La jerarquía a partir de los enterramientos

  La investigación de los enterramientos en los diferentes yacimientos del Sureste peninsular ha permitido conocer disparidades entre los grupos sociales argáricos. Estos contrastes eran más acusados en el acceso a los bienes de consumo (objetos de cerámica y metal de mayor o menor cantidad y calidad en el ajuar) e incluso en los trabajos realizados en su vida cotidiana.

  Para verificar este contraste social mediante los enterramientos se ha procedido a un estudio de las diversas patologías sufridas por los individuos, apreciándose una clara diferenciación entre los que gozaron de una mejor calidad de vida y los que no. Aunque en casos como el de La Bastida de Totana se han encontrado personas de distintos grupos sociales, inhumadas bajo las mismas estancias (algunos especialistas han propuesto la teoría de que los difuntos sin ajuar funerario aparecidos enterrados bajo departamentos, en los que existen otros enterramientos con ajuares muy ricos son siervos que, tras pasar una larga vida con una familia o grupo, fueron depositados en el mismo lugar).