Fuerte de Navidad - Cartagena

Visitando el Fuerte de Navidad conocerás al detalle el sistema defensivo de Cartagena a lo largo de la historia. Enrólate cual grumete en nuestro Barco Turístico y accederás a la única batería de costa adaptada para mostrar la vida militar y cotidian

El Fuerte de Navidad tiene una gran importancia por su situación estratégica dentro del sistema defensivo de la bahía de Cartagena. Se sitúa al suroeste de esta, ocupando una posición dominante, cercano al nivel del mar con el fin de vigilar y flanquear con facilidad la bocana del puerto.b El puerto está delimitado por dos cordilleras montañosas, como San Julián, a levante y Galeras, a poniente, que avanzan hacia el mar con sus características "puntas" de Trincabotijas Santa Ana, al este, y Podadera y Navidad, al oeste. Frente a éstas, el islote de Escombreras sella el círculo a cualquier atisbo de exposición a los vientos del sur.

Características del Fuerte de Navidad

El edificio tiene forma angular, como si de las caras de un baluarte se tratara, con el vértice curvo mirando al mar. El fuerte de Navidad es una construcción "acasamatada". Una casamata es un espacio abovedado muy resistente que permite la instalación de una o varias piezas de artillería. Las ocho casamatas del Fuerte de Navidad  se encuentran comunicadas entre sí a través de un muro de carga. La comunicación con el exterior se hace a través de vanos alternos. En el paso interior de comunicación entre una casamata y otra se encuentran enfrentados dos nichos para contener, en uno, una carga mínima de pólvora, y en otro, las balas para el uso inmediato de las piezas. Estas casamatas están diseñadas para conseguir una rápida desaparición de los humos que producían los disparos del cañón que se ubicaba en cada una de ellas: son amplias y están bien ventiladas por retaguardia, con espaciosos vanos y ventanas dobles.

Para proteger las casamatas del impacto de los proyectiles, se disponían sobre sus bóvedas un relleno de tierra de más de dos metros de espesor.

Las casamatas se desarrollaron desde el uso generalizado de la artillería a partir del siglo XV, pero quedaron en un segundo plano frente a la plataforma artillera por lo costoso y complejo de su construcción. En el siglo XIX fue necesario aplicar una serie de modificaciones para aumentar su resistencia y adaptarlas a las piezas de artillería del momento. Por ello, se emplearon nuevos materiales, ensayados previamente, que ofrecieron mayores resistencias a los proyectiles; se propuso el empleo de hormigón de plomo, blindajes de las cañoneras con hierro, plomo o bronce y grandes masas de tierra sobre las cubiertas o los muros del frente de las casamatas.




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