Museo Comarcal de Hellín
Por ello, el museo nace como una institución que no sólo custodia diversos objetos de gran valor patrimonial, si no que impulsa la investigación en su territorio de influencia. El arte rupestre, el poblamiento neolítico, la Edad del Bronce, el periodo orientalizante previo a la Cultura Ibérica, el mundo funerario de esos momentos, la cultura romana y su proyección en la ocupación territorial de la época visigoda, la cultura islámica y sus fortalezas, las cerámicas de los alfares de Hellín, entendidas éstas como un fósil director de la época moderna, o la arqueología de las sociedades contemporáneas, han sido los temas fundamentales de trabajo y todo ello gracias a un amplio elenco de investigadores que han pasado por estas tierras y han dejado su huella, lo que ha enriquecido la perspectiva de la interpretación y ha mejorado lo que podríamos llamar la transferencia de las ideas y el conocimiento.
De sus variadas colecciones sobresale sin duda la que corresponde a la arqueología, producto de muchos años de investigación que abarcan desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad Media.
Presenta en sus tres plantas diversas colecciones de arqueología y etnografía entre las que destacan las de la prehistoria inicial (Paleolítico Inferior y Medio) procedentes de la Fuente de Hellín y el Pedernaloso; del Neolítico, como las de la Fuente de Isso; la Edad del Bronce (El Castellón), de época orientalizante (Los Almadenes) o ibéricas y romanas (el Pozo de la Nieve o la Villa de Hellín).
De la etnología comarcal se ofrecen al público diversos elementos del trabajo del esparto como cofines, escriños, valeos, alabes y un largo etcétera de piezas de uso doméstico y agrícola, además de objetos que tienen que ver con el oficio de la alpargatería. La cerámica popular está presente con una buena colección de los alfares locales, de color blanco y azul, de enorme importancia en el antiguo Reino de Murcia, así como de otras zonas de España, como por ejemplo Manises o Alcora, loza y vidrio de Cartagena, fechable en el siglo XIX, y una muestra de azulejos de diversos lugares procedentes en su práctica totalidad de una colección particular donada por Ángel Escandell.
El edificio en el que se sitúa el Museo Comarcal fue rehabilitado entre los años 1991 y 1995. De la fachada, organizada en tres cuerpos, destaca el cuerpo central con sus balcones. La puerta, tallada en madera por el ebanista Sebastián Guillén, muestra dos cabezas de personajes mitológicos masculinos flanqueados por un dragón a cada lado que se complementan con diversos motivos vegetales de estilo modernista. El acceso se realiza a través de una cancela de hierro forjado, con apliques también modernistas, que puede considerarse como una pieza única en Hellín.
Se trata, en suma, de un museo de tamaño medio que ofrece un servicio adaptado a las necesidades culturales del territorio comarcal, con una sala de exposiciones temporales, una sala de audiovisuales, biblioteca, salas de trabajo, laboratorio y almacenes. La organización de las salas y colecciones, que corresponde a un modelo museográfico basado en el objeto, hace que esta guía describa cada una de esas salas y los bienes expuestos en sus vitrinas como una manera de acercar al público esos objetos de nuestro pasado.
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