Museo Religioso y Arqueológico Señor del Terremoto
¿Qué debes saber?
- Está ubicado a un costado de la Basílica del Señor del Terremoto, en pleno parque central en la Avenida Ambato.
- Está abierto los sábados y domingo de 09h00 a 12h00 y de 13h00 a 16h00.
- Tiene un costo de 1 dólar para adultos; 50 centavos para niños, personas con discapacidad y de la tercera edad; y $2 para extranjeros.
- Creado en 2006 busca rescatar la memoria del pueblo de Patate a través de varias salas.
¿Qué puedes encontrar en sus salas?
- Vasijas, argollas y cráneos humanos, recuperados en la parroquia El Sucre y que corresponde a la cultura Panzaleo y Puruhá.
- Un antiguo piano del siglo XIX de la familia Mera, da fe de la tradición musical de Patate.
- Arcángeles y un Señor del Huerto, la Virgen del Tránsito, Santo Domingo de Guzmán, son algunas de las imágenes antiguas de madera que datan del siglo XVII, XVIII, XIX y que fueron encontradas en Patate Viejo y que probablemente corresponden a la escuela quiteña.
- Aureolas de San Cristóbal y de la Virgen María son del siglo XIV.
- Candelabros repujados de plata, tabernáculos de plata y de pan de oro, moldes de hostias, santos óleos, mecheros de aceite, misales de varios cientos de años.
- Los registros de Patate, de sus propiedades, hacen un recuento de cómo se diseñó la ciudad después del terremoto.
- Una sala hace el recuento del antes y después del terremoto y a la figura original de Señor del Terremoto.
Historia de Patate
Patate en la época colonial
Una vez consolidada la conquista y fundada la ciudad de Quito en 1.534, se procede a fundar pueblos, villas y ciudades por orden de los reyes de España y para controlar las colonias americanas, la corona dictó algunas leyes, entre ellas las Encomiendas.
En el año 1540, Patate fue entregado en encomienda al español Antonio Díaz, quien a su vez entregó esta comarca a los sacerdotes Dominicos y posteriormente a los Jesuitas, quienes entraron en posesión de casi todas las haciendas de la zona, en 1568.
Antonio de Clavijo, a partir de 1570, se ocupó durante cinco años de la fundación y organización de los asentamientos de Mocha, Píllaro, Pelileo, Patate y Tisaleo. Con estos mismos nombres, los diferentes grupos indígenas vivieron sometidos a la dominación española.
En el año 1.570, siendo presidente de la Real Audiencia de Quito Don Hernando de Santillán y Obispo de estas tierras Fray Luis López de Solís, ordena a Don Antonio de Clavijo que fundará el pueblo de Patate y, demás parroquias con su autoridad y sus libros de registro de bautismos y defunciones.
Casi todo el periodo de la colonia, fue por desgracia, de terremotos, erupciones volcánicas y fenómenos de diverso orden.
Colapso del Carihuairazo y erupciones del Cotopaxi y del Tungurahua
A causa del colapso y hundimiento del Carihuairazo se produjo el terremoto del 20 de junio de 1.698, que destruyó por completo el primer asiento de Ambato, Riobamba, Latacunga y sus alrededores, causando la muerte de unas 1756 personas; fue causa de decadencia y miseria.
De 1.740 a 1.768, los temblores y erupciones del Cotopaxi volvieron a azotar a la Provincia de León, causaron el aumento del volumen del Cutuchi y del Patate, que arrasaron sembrados y obrajes.
Por la erupción del Tungurahua ocurrida el 23 de abril de 1.773, el valle de Patate volvió a sufrir una nueva destrucción de su riqueza
Pues, como el río se contuvo por espacio de 24 horas, a causa de un colosal dique formado por las escorias, piedras y ceniza que arrojaba el Tungurahua, rompieron al cabo las aguas la resistencia y se precipitaron sobre las márgenes, arrollando con todo.
Terremoto del 4 de febrero de 1.797
Sin embargo, pocos desastres han sido más trágicamente calamitosos que la catástrofe de la mañana del 4 de febrero del año 1.797, de fatídico recuerdo no sólo para los pueblos de la Provincia de Tungurahua, sino para toda la región Interandina del Ecuador.
Una serie de violentísimos temblores sacudió formidablemente la tierra, en toda la parte comprendida entre Loja y Popayán. La topografía en muchos lugares varió por completo: abriéndose los valles y los montes viniéndose al suelo como diluidos de repente por una fuerza sobrenatural.
Riobamba, Ambato, Latacunga, Quito y todos los pueblos circunvecinos fueron horrorosamente trastornados. Llamaradas enormes y piedras encendidas lanzaron al mismo tiempo varios volcanes, entre ellos el Tungurahua, el Altar, el Quilotoa y el Igualata.
De algunos sitios brotaron emanaciones deletéreas, que asfixiaron a las personas y mataron a los animales.
En otros lugares, fue tal el resquebrajamiento de la tierra, que en sus hendiduras se perdieron, como tragados por unas fauces gigantescas, huertos enteros, casas, árboles, hombres y ganado.
El fenómeno se prolongó hasta 30 días después. En todo este lapso, los volcanes no cesaban de vomitar fuego, lodo y ceniza en cantidades fabulosas.
Los acontecimientos más extraños ocurrían y, para los habitantes de estas regiones, la tierra entera parecía descomponerse en medio de llamaradas sulfurosas y lodo fétido.
Las rocas que se precipitaron de las altas montañas y los derrumbamientos formaron diques y contuvieron el curso de los ríos. El Chambo, el Ambato y el Patate se contuvieron. El río Ambato estuvo contenido 26 horas, hasta el domingo, a las 9 de la mañana.
El Patate estuvo detenido tres meses: formándose un lago que absorbió las haciendas y sementeras de sus orillas naturales
Las aguas inundaron los Quillanes y llegaron hasta Illina, heredad de Don José Eguez, quien con Don Mariano Iturralde y 150 peones, trabajando 15 días seguidos, logró romper un estrecho cauce, por donde precipitaron las aguas estancadas.
Algunas fuentes de agua y manantiales se perdieron del todo, y otras brotaron en lugares donde antes no habían existido.
Patate, es esta ocasión perdió 314 vidas humanas, entre blancos e indios. Los pocos sobrevivientes tuvieron que abandonar sus antiguos lares, para refugiarse en los terrenos de la hacienda Pitula de propiedad de Juan Herdoiza y acompañados del sacerdote Mariano García.
En el sitio “Capilla Pamba” clavaron una cruz bendita, levantaron una rústica capilla, colocaron el Santísimo y la imagen de la Virgen María y a su alrededor levantaron humildes chozas que duraron pocos meses.
El rey Felipe V, en conocimiento del devastador terremoto, dispuso la reedificación de Patate, encomendando tal misión a Juan Clavijo.
Pero es Don Bernardo Darquea, Corregidor de Ambato, quien trazó definitivamente los planos en su asiento actual, asegurándose según archivos de las curias parroquiales, que las últimas partidas de bautismo y defunción se inscribieron en el sitio de Pitula hasta 1.798
Ese mismo año en el asentamiento, se celebró por primera vez la fiesta de su patrono San Cristóbal.
El Señor del Terremoto
Sobre el hallazgo de la imagen del Señor del Terremoto, se asegura que debieron haberle traído desde España y que ya debió haber existido antes del terremoto del 1.797, fue sepultada por las corrientes de lodo que cubrieron el valle del río.
Pero al decir de la tradición, no pasó mucho tiempo y la efigie mesiánica fue desenterrada en la hacienda La Merced, gracias a que un campesino que clavaba una estaca, para amarrar el ganado, oyó por cada golpe un campanillazo subterráneo
Alarmado corrió a avisar al cura de la parroquia y como la novedad se había propagado, pelileños y patateños llegaron al sitio del hallazgo y cuando fue desenterrado tocó la suerte a los patateños que la imagen de Cristo se quede en su terruño, donde es venerado con el nombre del “Señor del Terremoto”.
Creación del cantón Patate
En 1.960 aparecen los próceres de la independencia cantonal, pues la Junta de Nobles patateños de Quito, Guayaquil, Cuenca y Ambato más los residentes del lugar vieron que 113 años de vida parroquial merecía por historia tener la independencia política
Es por ello que el 13 de septiembre de 1.973, el gobierno del General Rodríguez Lara firmó el decreto 10-87 donde se promulgaba la creación del Cantón Patate, con las parroquias La Matriz, Los Andes, El Sucre y El Triunfo.
Una de las grandes características de este Cantón es su fe en Jesucristo bajo la advocación del Señor del Terremoto, que anualmente reúne a miles de turistas y peregrinos en sus fiestas.
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