El Colegio Sagrado Corazón de Jesús Baños
El Colegio Sagrado Corazón de Jesús en Baños
"Con sus propios recursos construyó un edificio sólido, con claustros de alto y bajo, con salas ventiiadas e iluminación adecuada, capilla y jardin, en cuyo centro plantó cipreses de una especie gigantesca y umbrosa". Pero, con el paso del tiempo, se creyó conveniente fundar en ese edificio, una escuela primaria para niñas, con el Objeto de que se educara a la niñez en ia práctica religiosa. Para el efecto, el 20 de ¡uiio de 1914, el Provincial de Dominicas Fray Ceslao M. Moreno firmó un contrato con la vicaria Provincial de Dominicas Sor Rosa de Jesús Cordero quien se comprometió a proporcionar cuatro religiosas de coro y una hermana conversa para que trabajen en esta escuela.
El Superior de Dominicas pidió autorización al Arzobispo de Quito, Monseñor Federico González Suárez, para que funcione esta institución educativa, por cuanto, la parroquia de Baños pertenecía a esa Arquidiócesis y él, aprueba el pedido y recomienda que en esta escuela aprendan castellano y reciban la educación algunas niñas indigenas de Ia región de Canelos.
La escuela de niñas a cargo de ias religiosas dominicanas se inauguró el 29 de agosto de 1915. Para cumplir con la recomendación del Arlobispo, se creó un internado para las niñas indigenas de Canelos que luego regresaron a los Centros de Misión.
Para estar de acuerdo con la idea primera del padre Haiflants, las religiosas instalaron una pequeña botica que atendla las necesidades de salud de los habitantes de Baños.
Desde el inicio de este centro educativo, la labor de las religiosas dominicanas ha sido encomiable. La primaria tuvo enseguida los seis años reglamentarios. Luego se creó el Colegio Técnico Profesional de señoritas Santa Juana de Aza en el que las ¡óvenes estudiantes, a más de religión y moral, recibieron corte y confección, saliendo de sus aulas excelentes profesionales.
Años después se fundó el Asilo Fray Sebastián Acosta para la educación primaria de los niños. Mis primeros estudios los realicé en el “Asilo”. Recuerdo que ahi estaban aquellos cipreses gigantes formando parte del jardin, cuyas plantas eran regadas por Victor, aquel joven que hacía de todo, desde portero hasta sacristan. Las madres Emilia y Gabriela, dos religiosas baneñas, estaban a cargo de los primeros grados de las niñas y de los niños.
Las señoritas Rosario Rios y Eloina Sánchez, quien posteriormente tomó los hábitos, trabajaban en los segundos grados. Completaban la nómina de “monjitas” las madres Maria Fe, Ernestina, Piedad, Judith, Carlota, María del Espíritu Santo, Maria Goreti, Veronica, Magdalena y Eduviges, todas jóvenes y bonitas, esta última con unos bellos Ojos verdes y su afición al piano.
La recuerdo rodeada de las señoritas del coro del colegio, practicando las canciones más bellas como: “Al morir de las tardes” y "Silencio en ia noche, ya todo está en calma. el músculo duerme, la ambición descansa".
La Superiora era Ia Madre Alfonsina quien fue rempiazada por la madre Imelda. Aquel colegio, con las “celdas” de madera y zinc construidas para las monjitas y el viejo perro Dandy acostado al pie de la puerta de la celda de la superiora, con la hermosa gruta de la inmaculada que manaba agua y fe, con los viernes y sábados de mayo, con la capilla, las misas de las madrugadas y la chasca de la madre Alfonsina dando la señal para que se arrodillen o se levanten los niños y las niñas en Ia comunión; con nuestro inicio como monaguilios. con las bellas internas que se quedaban tristes por las tardes, con el salón de actos, testigo de los exámenes finales, con el calabozo existente debajo de las gradas, con las bellas niñas de la escuela que nos hacian suspirar; con las hermosas señoritas del colegio y su banda de guerra, con los grandes encuentros de básquet entre el Colegio y el Normal; con una historia casi centenaria, estará presente siempre formando parte de aquellos dias.
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