Turrones Don Goyo

Saborea las dulces delicias de los turrones con diferentes rellenos, elaborados con miel de abeja. Dulces Don Gregory tiene más de 30 años endulzando los paladares de su clientela en Tisaleo.

¿Qué debes saber?

  • Dulces Don Gregory ofrece una amplia variedad de productos elaborados con miel de abeja, producida en su propia finca
  • El turrón Don Goyo es su producto estrella, elaborado con miel de abeja, maní, almendras, nuez, macadamia, según el gusto de sus clientes, que también los prefieren con pepas de zapallo y ajonjolí.
  • Los precios de los turrones de Tisaleo, van desde 5 centavos hasta un dólar la unidad. Las docenas cuestan 4 dólares.
  • Está ubicado en el caserío San Juan del cantón Tisaleo, vía Alobamba en la calle Vencedores, frente al estadio de futbol del sector.
  • Atiende de martes a viernes desde las 07h00 hasta las 18h00.
  • Son parte de la ruta Agro-turística de Tisaleo, y nos cuenta que disponían de colmenas de abejas y la miel lo vendían al mercado común, por lo que decidieron buscar ideas, es ahí donde nace y surge este emprendimiento con la elaboración de turrones, utilizando este ingrediente que es elaborado con miel de abeja.

¿Qué hacer con tanta miel?

Segundo Gregorio Panimboza fue un tisalense que se enamoró de las abejas, de pronto en su finca empezó a producir miel de abeja. Cuando miraba a sus hijos jugar en los panales, no pudo imaginar el futuro que le traería a su familia, este hobby que mantenía con mucho amor.

Gregorio junto a sus 6 hijos, encontraron en la miel de abeja una forma de subsistencia. Toda la familia salía a las ferias de Tungurahua a vender tarrinas de miel. Tanto prosperaron sus panales que llegaron a tener una producción importante de miel, tanta miel que, en 1990, un grupo de españoles que llegaron a Tungurahua se acercaron a los Panimboza, para capacitarles en alternativas de productos fabricados con miel. Esa fue la primera vez que los Panimboza escucharon de los turrones. De hecho, esta es la primera familia que, en Tungurahua, decidieron volcar sus esfuerzos a la producción de este manjar.

¿Qué será, parece jabón?

En 1990 en el Ecuador, nadie había escuchado del turrón, de hecho, cuando lanzaron su producto, los Panimboza se llevaron una sorpresa un tanto desalentadora, resulta que los tisalenses confundían golosinas con jabón, helados, nadie entendía de que se trataba ese nuevo producto. Pero los Panimboza como buenos tungurahuenses, no tiraron la toalla, al contrario, iniciaron una campaña de promoción directa al consumidor. Asistieron a todas la ferias gastronómicas y artesanales posibles, en las cuales brindaban degustaciones que lograron que la ciudadanía empiece a comprender esta novedad: El turrón de miel de abeja.

Su esfuerzo no fue en vano, ya para 1992 el turrón de miel de abeja era popular en el centro del Ecuador. A la compra de maquinaria, batidoras, pailas y al esfuerzo de los 6 hermanos, se sumaron los 2 primeros trabajadores de su taller. Para 1997 Dulces Gregory ya producía turrones para todo el país, e incluso ya empezaba a competir con otros emprendedores del país.

Turrones de Tisaleo

Pero su producto siempre sobresalía, y el motivo es muy simple. Dulces Gregory elaboraba sus turrones con miel de abeja producida en sus propias fincas ubicadas en Tisaleo. Sus competidores por otra parte, debían proveerse de miel de abeja de otros productores, lo que les impedía mantener un control de calidad sobre toda la cadena de producción.  

Hoy una red de distribuidores en todo el Ecuador, llevan los turrones de Tisaleo a las 24 provincias del país. Estos turrones son de calidad, no solo por el amor que los Panimboza le ponen a su elaboración, sino además porque sus turrones cuentan con todos los permisos y registros sanitarios.

No los alcanzó a ver

Los turrones de miel de abeja han permitido que los ecuatorianos conozcan más de Tisaleo, propios y extraños visitan la fábrica, cada fin de semana llegan 4 o 5 familias que se sorprenden con el sabor de estos turrones.  Los turrones también dinamizan la economía de Tisaleo, 5 familias trabajan en la fábrica, que llenan de orgullo a los hijos de don Gregorio, un tisalense que no pudo ver en que se transformó ese pequeño panal de abejas que construyó para que sus hijos jueguen.




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