Mirador Turi
Turi, "hermano" y “oro” en Kichwa, es un mirador cercano al centro de Cuenca, desde donde se obtiene una magnífica vista de toda la ciudad y las montañas que la rodean. Es recomendable visitarlo al atardecer, donde la luz es propicia para una excelente panorámica y la velada es musicalizada por las armonías provenientes de la iglesia que se encuentra frente al mirador.
Turi siempre ha sido parte de la ciudad de Cuenca, y la ciudad sin Turi es incompleta, porque el carácter de Cuenca está marcado por las montañas que la rodean. Su imagen es la de mirador, pero Turi también tiene otras imágenes: es paisaje propio, tiene cultura propia, una economía artesanal, y una arquitectura propia de Cuenca ubicada al interior de la parroquia.
Los contrastes de las luces y los colores de los techados de los hogares son visibles, como también ciertos iconos de Cuenca. Entre ellos resaltan la Catedral Nueva y varias cúpulas de iglesias, el centro, la parte baja, las grandes avenidas, parques y espacios verdes que confirman la belleza de esta urbe, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Mirador
Más conocido como ‘el balcón de Cuenca’, la parroquia Turi se ha convertido en un lugar turistico por su hermosa vista hacia la Ciudad de Cuenca. Sin embargo, su riqueza no se limita únicamente a un mirador, teniendo muchos atractivos por descubrir.
En la parroquia hay otros miradores naturales como el Cerro de las Monjas, Ictocruz, El Boquerón y El Calvario, espacios a los que se puede acceder sin problemas. A más de potenciales turísticos, también poseen una riqueza histórica de importancia, pues en estos espacios se han hallado vestigios arqueológicos.
En el interior de la Iglesia de Turi se ha implementado un pequeño museo y se han abierto dos miradores o balcones a los que la gente puede acceder por el valor de un dólar. La vista de Cuenca, desde este punto, es única.
Este espacio está abierto desde el miércoles a partir de las 10:00, y en él se pueden apreciar banderines religiosos de varios años de antigüedad, dos órganos, esculturas, pinturas y detalles en el cielo raso. En la parte de afuera, en una de las paredes laterales del templo, en cerámica está inscrito un fragmento del poema ‘Ñuca Turi’ de Luis Cordero.
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