Historias de la Riobambeñidad
Marcelo Jijón Paredes interpretó acertada y oportunamente la necesidad de recuperar historias, tradiciones y anécdotas riobambeñas que circulan en tránsitos de informalidad oral por reducidos espacios de tertulia, para ampliar campos de interlocución a través de la pantalla de TVS Canal 13, con la edición semanal del programa “La Riobambeñidad”.
En el programa participaron personajes reconocidos por su aporte trascendente a los valores humanos de nuestra colectividad, testigos que reeditan voces del pasado con testimonios autobiográficos, evocando aquellos contextos socioculturales en los que la identidad individual y colectiva pudo haber sido vulnerada o fortalecida, pretendiendo, no solo contribuir al conocimiento de los hechos, sino interpelar a la audiencia y exigir el reconocimiento a la vigencia de una memoria emanada desde los afectos, la moral y lo identitario.
La publicación de este primer volumen de la anunciada colección de “La Riobambeñidad”, recoge testimonios de personajes que han sido grandes protagonistas en las áreas tradicionales de educación, artesanía, tauromaquia, actividad comercial, artes musicales, comunicación social, gastronomía, deporte, servicios funerarios, profesiones de la salud y representación de la belleza de la mujer riobambeña.
Ellos, fieles intérpretes de los atributos de un pasado que nos une, motivan sentimientos de pertenencia para que los riobambeños incluyamos nuestra personalidad individual en una colectividad a la que debemos ofrecer lealtad, aprehendiendo el complejo simbólico cultural que la identifica, compartiendo un núcleo de actitudes y emblemas sociales, derivando en una orientación común a la acción, buscando siempre un proceso de cambio evolutivo que conserve los valores y supere los defectos.
La miscelánea de relatos con resonancia de episodios urbanos, que selectos centinelas del pasado narran en este libro, debe convertirse en un diálogo prologando entre quienes habitaron y habitamos nuestra ciudad, sobrellevando las dicotomías cercanía-lejanía, ausencia-presencia, asignando al recuerdo un nuevo significado desde el presente, con renovados repertorios simbólicos que nos permitan compartir una imagen de grupo y tomar consciencia de unidad.
Es decir, partiendo de la memoria comunicativa, construir la memoria colectiva, seleccionando y jerarquizando los hechos que han edificado primordiales sentimientos de identidad, para arribar a la elevada estación de la memoria cultural, organizada y ceremonializada sobre el pasado, para propiciar la fijación duradera de sus contenidos.
La memoria como artífice de rescate de lo perdido, el tiempo como cruel emboscada de recuerdos abatidos y el olvido como doloroso trance de vacío, son temas convergentes y complementarios en la interesante urdimbre de esta obra.
La memoria se fracciona y recordamos preferentemente aquello que nos reconforta, quizá por esto los acontecimientos traumáticos o aquellos que no tienen más utilidad para el grupo, se pierden en el tiempo y se condenan al olvido.
La identidad y la memoria son conectores intergeneracionales íntimamente relacionados entre sí y permiten la perpetuación de una cultura. Los testimonios registrados en estas páginas confirman que las distintas generaciones están interconectadas a través del juego de la memoria y el olvido, para mantener el sentido de su propia identidad, el imaginario de sus explicaciones del presente y del pasado y su compartida visión del porvenir.
Guillermo Montoya Merino
Presidente CCE-NCH
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