Cuichi (El Arco Iris)
Cuando el “arco” se enamora de una mujer, la empieza a perseguir todos los días hasta cuando le encuentra sentada al lado de una “cocha” (charco) y si está enferma de la costumbre (menstruando) esa mujer queda CUICHIPA HUACHANALLA (embarazada del arco iris). No siente ningún dolor ni molestia hasta que ajusta los nueve meses y le toca dar a luz; entonces si padece mucho y nace un huambra (niño pequeño) sucu (rubio), zhirbu (cabello crespo y rizado), gordo y lindo.
Entonces sí, el arco no deja a la mujer, le sigue a todas partes porque es bien celoso; si por desgracia tiene un enamorado, entonces el cuichi se apega bien, le envuelve y así oculta le lleva a la casa. Allí se da cuenta la mujer que el arco le persigue. Cuando tiene que salir de su casa, siempre sale acompañada de una chica huambrita (niña pequeña) con un machete blanquito y que este brillando.
El arco viendo que el sol brilla en el machete, se asusta y se pierde “tiempos”. Cuando el CHURIPA CUICHI (hijo engendrado del arco iris) ya está grande en la edad de coger la yunta, amanece un lindo día, el sol brillando; entonces el arco separa tras de la loma a que nadie lo vea.
Entonces le jala a la mujer al cerro, le va llevando al CHURIPA y sigue andando hasta que se hace oración (anochece). Se para el arco delante de una cocha de agua clarita, limpiecita; la mama tiene sed y se agacha a tomar agua; ella que se enrecta (pone de pie) para dar agua al guambra este no parece por dionde (por ninguna parte). Entonces ve que el arco se alevanta (eleva, levanta) y se para delante del sol y más abajo otro arco más clarito pero más delgado.
En seguida la mamá se da cuenta de que el chiripa ha sido llevado por el “arco padre” y empieza a llamar gritando al guambra hasta que se queda YUYAY ILLAG (piensa que no existe, que ha desaparecido).
Así se pasa toda la noche, cuando amanece empieza de nuevo a llamar gritando pero como no parece nadie, ella regresa a la casa con dolor de barriga (estómago) y caina (espera) así, y se hace UQUIAYASHCA TULLUYASHCA (enflaquece y la piel se vuelve negra) de una vez; cuando ya no tiene nada de carne y el pellejo está pegado al hueso se acaba la pobre mujer solo aguaitando (viendo, mirando con curiosidad) al cielo y llamando al huambra.
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