Máscaras de la Diablada
Máscaras de la Diablada Pillareña
Origen
El origen de la fabricación de las máscaras o caretas se remonta a la antigüedad y se deduce que su invención se debió a fines religiosos, ya que el hombre de aquellas épocas basaba sus creencias en poderes invisibles, dioses, espíritus y demonios. Buscando una forma de materializarlos logra representarlos en primitivas máscaras, proporcionándole vida a través del danzante, que presta su cuerpo y su voz al espíritu representado en su máscara.
En nuestra cultura, la representación del demonio llega con la colonización española y la inserción de la doctrina católica, porque dentro de la cosmovisión indígena, no existía el significado del cielo o el infierno y por ende lo que significa el diablo, que con el tiempo fue calando raíces muy profundas en nuestra religiosidad, convirtiendo al demonio en el principal símbolo de castigo, privador de la libertad. De tales privaciones surge posiblemente la tradición de nuestros indígenas de disfrazarse de diablos, para expresar su malestar contra la opresión española. Esta ancestral fiesta, conocida como La Diablada Pillareña, declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial, se expresa en la danza de cientos de diablos de todas las comunidades del cantón que danzan en círculo alrededor de un grupo conformado por los cholos y cholas.
Como todo Pillareño de sepa, Ángel Velasco Esparza siendo muy joven, sintió el deseo de participar en las comparsas de la Diablada, así compró su primera máscara de diablo, pero no fue de su agrado, se sintió inconforme con el diseño de la careta, así que optó por confeccionar una él mismo. Cuenta divertido que para eso, empleó un balón de futbol como molde y la fue decorando a su gusto, cuando se presentó ante los demás diablos, todos se quedaron admirados por la diabólica máscara y ahí mismo empezaron los pedidos, que hasta la fecha, no han parado.
Ahora, a sus 56 años de edad, en las paredes de su taller se exponen centenares de atemorizantes caretas, todas con un diseño diferente. Es una especie de catálogo, donde los clientes pueden escoger el modelo que desean utilizar para participar en las comparsas.
Materiales
- Papel periódico
- Alambre
- Goma blanca
- Yeso
Elaboración
- Cuernos de toro o de borrego
- Orejas de toro
- Huesos de Res
- Pinturas acrílicas
La elaboración de una máscara de diablo, puede tomar dos semanas aproximadamente, dependiendo de los detalles y decoración que se le quiera dar. El primer paso es elaborar el molde con yeso, que luego se recubre con diez capas de papel mojado, al que posteriormente se le pasa grandes cantidades de goma blanca y se lo deja secar.
Luego se desprende la máscara seca del molde, se aplica una masilla especial y goma blanca para ponerla a secar nuevamente. Luego se aplican los cuernos y cachos, que deben estar previamente curados (limpios), se ajustan con alambres a las gruesas paredes de la máscara. Después se realiza el decorado de acuerdo al diseño seleccionado, se pinta, se le agregan las orejas de toro y los colmillos, elaborados con los huesos de res.
Lugares donde se puede encontrar
Taller de Angel Velasco. Calle Narváez y Hermanos Mantilla Jácome, en la Casa El Pacto también en diferentes locales del cantón donde se pueden adquirir o alquilar las máscaras.
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