Las Rollingas , las hamburguesas que se preparan con paciencia y esmero

Un letrero advierte a los clientes que todas y cada una de las preparaciones del menú de Las Rollingas se hacen con esmero. No se trata de comida rápida- que sale en cinco minutos, a lo sumo, y se devora en menos-, sobre todo, porque las carnes de las hamburguesas se asan a la parrilla, y hacerlo bien toma tiempo.

Dominar la técnica de la parrilla no fue fácil para Diego Terán, uno de los dueños. Así lo cuenta su esposa Mayra Palacios. Él es quien se encarga de todo lo relacionado con la cocina en el local: desarrolló las recetas y está siempre informándose para mejorarlas.

El negocio Las Rollingas, localizado en el norte de Quito, en el sector de Cotocollao tiene cinco años de existencia y entre su variedad de platillos resaltan las hamburguesas. Ofrecen tres tipos sencillos de esta preparación: la económica, la simple y la doble. Entre una y otra varían los gramos y porciones de carne.

El pequeño local esquinero, en el que caben no más de 15 mesas, recibe clientes casi sin cesar la noche de la visita. Llegan parejas y en su mayoría familias para probar las hamburguesa u otra de las especialidades y saciar el antojo.

Como advierte el letrero, colocado estratégicamente frente a la entrada (para que todos lo vean)- los platos no se cocinan de forma exprés y una hamburguesa puede tardar hasta 15 minutos en salir. No obstante siempre que el gusto sea memorable vale la pena la espera.

Las hamburguesas sencillas se sirven cubiertas de una envoltura metálica especial, para mantener el calor, y acompañadas de papas fritas y las respectivas salsas de elaboración casera (creaciones de Terán).

Después de propinar varios mordiscos el chef Pablo Cruz observa que la porción de carne- 200 gramos según señala Palacios- es la adecuada, lo que tiene efectos positivos en el sabor y la jugosidad. Además, las salsas artesanales acompañaban bien, sin robarle estelaridad a la proteína.

Lo que al gusto del experto está de más, es la cantidad de lechuga. Tampoco le favorece al conjunto es el pan, que la dueña menciona es del proveedor que la mayoría de hamburgueserías de la urbe. El pan probablemente estaba muy tostado (por ambos lados), estima Pablo y por esta razón se secó y se cuarteó.

Para asegurar la calidad de sus platillos en Las Rollingas se tomaron el tiempo de buscar y encontrar los mejores proveedores. Probaron distintos productos de diferentes marcas hasta dar con las que satisfacían sus estándares. La carne, que destaca entre las guarniciones, se prepara al día para mantener su frescura.

La fama de sus hamburguesas se extendió por la provincia de Pichincha al punto que llegan a servir 200 diarias. Antes de finalizar la degustación, Palacios relata que tienen un cliente frecuente extranjero que suele comer dos dobles- lo que equivale aproximadamente dos libras de carne- sin mayor esfuerzo. Él, quien viajó como mochilero por distintas ciudades, le dijo que nunca había probado una hamburguesa como la de Las Rollingas.

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