Morocho, nació en casa y se popularizó en Guayaquil
Orígenes y tradiciones
María Fernanda Salas, docente gastronómico del Instituto Superior de Arte Culinario (ISAC), explica que el morocho se lo consume desde la época prehispánica pero dista mucho del morocho que conocemos hoy.
"La leche, especias dulces, pasas y panela fueron agregadas con la llegada de los colonizadores transformándose en una preparación de cocina colonial – mestiza”, explica.
Pero determinar qué tiempo tiene esta bebida en el país, es difícil de precisar. "En las tradiciones no hay fechas exactas, pero esto pertenece a la interculturalidad. En las migraciones internas, las personas de la sierra que venían a la costa traían sus propias costumbres y su cultura, y parte de su cultura es la gastronomía", manifiesta la historiadora guayaquileña, Jenny Estrada.
El morocho, como bebida tradicional, explica Estrada, "no es de larguísima data, es de los últimos treinta años que se vuelve una bebida popular, porque antes lo que se preparaba en las casas eran las coladas: de harina de plátano, de maicena, de mote, y entre esas bebidas de casa está el morocho y luego empezaron los puestos callejeros a vender morocho".
Pan, pan de yuca, empanadas o pastelitos pueden ser un acompañante ideal para tomar morocho.
Estrada, autora de varios libros, entre ellos Sabores de mi tierra, historia y tradiciones de la mesa guayaquileña, que comprende el origen de los alimentos guayaquileños desde la época prehispánica, dice que no se puede decir "quién, en qué año ni en qué parte porque al mismo tiempo puede ser dos o tres personas que tuvieron la misma idea de hacer de esto una venta popular".
Sin duda alguna, esta bebida surge en la serranía ecuatoriana debido a que el morocho, que es un tipo de maíz, se cultiva en esa región.
"Hasta ahora se prefiere servir esta bebida desde las últimas horas de la tarde, en la noche y caliente, quizás para lograr un mayor efecto nutritivo y de 'abrigo' al cuerpo. Es raro escuchar que alguien brinde o tome morocho helado", explica el historiador y periodista de EL UNIVERSO, Germán Arteta.
Con él coincide María Fernanda Salas. Dice que en las regiones andinas, el morocho se lo consume por la noche y que se instauró como la bebida que ayuda a recuperar las fuerzas perdidas en el día y a calentar el cuerpo. "La tradición los costeños la mantienen”, puntualiza.
Sin embargo, existen personas que prefieren tomar el morocho helado.
Arteta también explica que con el morocho no se sabe de preferencias sociales y raciales, pues es preferidos por negros y blancos, pobres y ricos. "Desde que recuerdo, en todas las casas se lo ha preparado, pues sus ingredientes (leche, maíz de morocho y/o mote), especias (clavo, canelas, pimienta de olor), son baratos".
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