A espaldas del sabio Maldonado

Está San Pedro el santo de Riobamba y una Catedral que es la muestra de cómo los riobambeños vencieron el miedo al terremoto que destruyó la ciudad antigua.

También pintado el trabajo pastoral de Proaño en un trabajo del premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel y un Cristo mestizo de Osvaldo Viteri de 90 metros cuadrados.

El sabio no mira, pero llegan arrepentidos y necesitados a la Capilla de Santa Bárbara Doncella, la que protege de los “rayos y las centellas”; se persignan, oran y lloran; se arrepienten y dan gracias, prenden una vela y sienten algo de paz.

Están los betuneros, que entre bacerola y cepillos, mueven con destreza las manos, entretienen a los clientes con el Extra, ellos despliegan el lunes sexi frente a la referencia religiosa más importante de Riobamba… a las espaldas de Maldonado pasan burócratas que salieron a su refrigerio y disimulan llevando unos papeles o hablando por celular, están turistas tomando el selfie o el recuerdo de haber llegado al corazón del corazón del Ecuador.

Juegan unos niños despreocupados entre las flores y el césped y un grupo de amigos jubilados tratan de entender que pasa en la ciudad y el país, porque el Olmedo no gana y se dan tiempo de la vacilada entre ellos.

Y están que vuelan las palomas, vecinas del lugar detrás de su cabeza, espalda y hombros y otro – alguien que se perdió en el alcohol y las drogas, vuela recostado en una banqueta de piedra que la siente muy cómoda, detrás de Pedro Vicente, estamos los que contamos y mostramos lo que vemos, entre palabras o fotos y somos - ventajosamente - pecadores y libres…

Fuente: Historias de la Riobambeñidad




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