El sueño del Chimborazo

Como para muchas comunidades que habitan alrededor del volcán Chimborazo, el sustento principal es y ha sido la agricultura y la crianza de animales. 

La Prefectura de Chimborazo ha implementado un importante proyecto de capacitación y desarrollo para las comunidades locales que habitan la periferia del volcán, una iniciativa fundamental para fortalecer el turismo en el país y la conservación no solo de nuestros íconos naturales, sino de los ecosistemas que los rodean y de la cultura de la población. 

Cristina Gualancañay, de la comunidad de La Moya, ha vivido con la prodigiosa vista del Chimborazo toda su vida… Cuando era niña, quizás comprendía su poder, su espíritu, acaso lo que quería decir para sus antepasados, pero jamás se hubiera imaginado que simplemente por vivir al lado de aquella montaña sagrada podría aportar ingresos a su familia. 

En décadas recientes, sin embargo, las perspectivas han cambiado. La llegada de un turismo cada vez más constante hacia el mayor nevado ecuatoriano, ha abierto una (por ahora pequeña, pero muy real) posibilidad hacia nuevos ingresos económicos para comunidades como la suya. 

 

Trek hacia la sostenibilidad 

Junto con el reconocido montañista Marco Cruz y el equipo de Chimborazo Logde, la Prefectura de Chimborazo invierte en capacitar y desarrollar las habilidades y conocimientos de guías comunitarias, realizando incursiones hacia el territorio y dándoles la oportunidad de vivir experiencias que les permitirá ampliar los las propuestas de viaje en la región. El objetivo final es que las comunidades, como dueñas de sus territorios, puedan contar con un producto turístico de calidad, asegurando sostenibilidad económica y la protección de su medio ambiente, con una alternativa accesible al turista y operador.

“La dificultad - y lo triste, en realidad- es ver como los proyectos agrícolas de la gente rural no aportan ni para uno ni para lo otro”, explica Marco Cruz. “Mientras más suben en elevación e impactan en el páramo, peor es su cosecha, pues la tierra no es idónea para cultivarla. Y al degradar el páramo, impactan su más preciado activo turístico: la naturaleza a las faldas de nada menos que el gran Chimborazo, por eso la importancia de aportar con alternativas sostenibles”.

Hay una libertad de explorar su tierra, una exploración que no solo empoderar a la identidad, sino que también otorga nuevos saberes que podrán aplicar a su creciente profesión turística. Las comunidades podrán armar programas de acampada, cabalgata, trekking con porteadores desde unas horas hasta varios días y con momentos para compartir en los hogares, cocinas y chacras de un pueblo puruwá ancestral cada vez más conectados con su tierra y su elegante montaña. Un sueño que sin duda el gran “Taita” querrá ver hecho realidad.

 




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