El Viejo Jack
¿Qué debes saber?
- El Viejo Jack es un emprendimiento gastronómico ubicado en el cantón Guano
- Su dueño es Jonathan Orbe, un joven emprendedor que ama cocinar.
- Este restaurante tiene 5 años.
- Ofrece una variedad de platos deliciosos, desde una suculenta salchipapas, hamburguesas, camarones apanados, arroz con camarones, alitas BBQ, y hasta platos más sofisticados de su propia creación. Todos preparados con una sazón espectacular, medidas de bioseguridad y mucho cariño.
- Los costos oscilan entre 1,25 a 4,50 dólares.
- Sus horarios de atención regular son de miércoles a lunes de 5pm. A 10pm. Sin embargo, cuando sus clientes lo requieren se extiende, para atenderlos como se merecen.
Que nadie te convenza de que no puedes alcanzar tus sueños, ellos hablan de sus limitaciones, no de las tuyas.
Jonathan aprendió y se enamoró de la gastronomía desde que era niño, recuerda las deliciosas y sencillas preparaciones que hacía su madre. Creo que a partir de ahí le quedó marcada en su memoria el gusto por la cocina.
Nació en Tulcán, pero el amor le llevó a radicarse y echar raíces en Guano, esto porque su compañera de vida, Zoila Maribel es oriunda de esta bella tierra. Juntos sueñan con vivir haciendo lo que aman, dando alegría con su deliciosa comida a todos quienes les visitan.
A los 19 años empezó a trabajar como mesero en Cuenca. Él ha estado en varias ciudades y varios restaurantes, de cada una de esas experiencias y de su espíritu autodidacta, aprendió distintas técnicas y platos que hoy brinda a sus clientes, naturalmente con su toque y buen gusto.
Para este joven emprendedor no hay alegría más grande que satisfacer a un cliente, se siente orgulloso cada vez que alguien se encanta por sus preparaciones y le felicita, cosa que sucede muy a menudo, puesto que sus platos realmente son deliciosos.
Él está consciente de que su rol como gestor gastronómico es muy importante y vital para el turismo, puesto que a veces sobrepasa la experiencia del lugar y los paisajes, pues los sabores y aromas son imborrables y se asocian a experiencias, en este caso muy agradables y dignas de repetir.
Y pensar que todo esto empezó con una pequeña caseta, en el parque, dando gustitos gastronómicos a sus primeros clientes, quienes hasta ahora siguen fieles, solo que ahora lo visitan en su restaurante.
Jonathan invita a propios y a los visitantes para que lo visiten en su restaurante, para que degusten de su gastronomía, hecha con cariño y con todas las medidas de seguridad. Les garantiza deliciosos sabores, excelente atención y que regresarán.
Los emprendedores son personas comunes haciendo cosas fuera de lo común. Sus rutinas son extenuantes, ellos no tienen pretextos, ni se dan el lujo de poner pretextos, porque lo que hacen no solo hacen para ellos, sino para todos quienes formarán parte de ese emprendimiento. Ahí está la esencia del emprendedor, buscan crecer y también hacer crecer, generar comercio, para que su comunidad, su gente, los suyos puedan tener mayores oportunidades. Sus jornadas no tienen horario, muchas veces tienen que hacer de todo, y es lo que debe pasar, pues deben conocer
todas las aristas de su proyecto, así por ejemplo, no es raro ver al emprendedor gastronómico limpiar las mesas, lavar los platos, cobrar, cocinar, manejar sus redes sociales y sus estrategias de venta; contratar, pagar planilla, servicios, etc. Todo eso no en 8 horas de jornada laboral, pues su horario no se parece en nada a algo exacto y estable. Ellos están los días, las tardes, las noches y madrugadas (muchas veces) resolviendo problemas, buscando soluciones, ideando nuevas maneras de progresar.
Cada emprendedor lleva un niño en sus adentros, esos niños que juegan a crear, a los que no les puedes interrumpir, puesto que su actividad lúdica es lo más serio que tienen en la vida.
Cuando veas a un emprendedor, alégrate, porque atrás de él hay muchos sueños que nos llevan a todos a mejores días. Apóyale, aliéntale, hazle saber cuán valioso es él y cuán importante es su constancia y tenacidad para todos.
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