El desierto de Palmira

En medio de los andes ecuatorianos, un pequeño desierto de 10 hectáreas rodeado de pequeños bosques de pino, a menos de una hora de Riobamba, te sorprenderá una serie de experiencias memorables.

¿Qué debes saber?

  • Los desiertos no son un paisaje regular en los andes ecuatorianos, de hecho, el pequeño desierto de Palmira, es único en Ecuador.
  • Su presencia contrasta dramáticamente con el paisaje andino, que te puede ofrecer la aventura de deslizarte en la mañana por las faldas nevadas del volcán Chimborazo y en la tarde deslizarte por la arena de las dunas de Palmira.
  • El desierto tiene 2 zonas claramente identificables, la más cercana a la vía Panamericana es conocida como la de las dunas bajas de Palmira, y la otra zona más distante a unos 15 minutos de trekking, es la de las dunas altas de Galte Laime.
  • El desierto de Palmira tiene una belleza muy particular en la que el contraste de los tonos dorados de las dunas, con el verde espeso de los pinos, el añil de los cielos chimboracenses que en los atardeceres veraniegos se pintan de tonos naranjas, son un poema para los amantes de la naturaleza. Las mañanas de Palmira suelen ser húmedas y nubladas, el cielo puede despajarse al medio día, pero eso si, las tardes son frías, no se digan las noches.
  • Para los amantes de la flora y fauna, con algo de suerte podrán observar lobos de páramo, conejos, curiquinges, mirlos y aves rapaces, podrán también fácilmente observar ovejas, llamas, vacas y cerdos que son criados por los comuneros. En cuanto a la flora – recuerda que es un desierto – podrán observar pajonales, choclos silvestres, manzanitas de páramos y sigsez.
  • Para llegar al desierto, toma la vía Panamericana E35 en dirección Riobamba – Guamote. El desierto se encuentra a 16 kilómetros de Guamote en la parroquia Palmira Dávalos, antes de llegar a la población de Palmira, deberás tomar la vía San Francisco de Bishud y avanzar 1.2 kilómetros. También se puede ingresar por la comunidad de Tipin Alto o realizar un trekking siguiendo el cauce del rio Guamote.
  • El ingreso al desierto tiene un costo simbólico de 1 dólar por persona, que sirven para que las comunidades indígenas mantengan un pequeño parqueadero, chocitas para protegerse del viento y realizar actividades de limpieza.
  • Ya en el desierto no existen tiendas, comercios, restaurantes y servicios higiénicos.  

Explora el desierto de Palmira desde Riobamba

  • Se encuentra a 67 km de la ciudad de Riobamba, en el cantón Guamote; cuenta con un área de 10 hectáreas de dunas de arenales y bosque de pino. El desierto se da por la erosión y sobreexplotación del terreno que se dieron durante siglos.
  • Este es un desierto pequeño pero de atractivo único, pues se asemeja al paisaje de Medio Oriente por los arenales y el bosque de pino sembrado en pleno arenal; el tren en la ruta hasta la nariz del Diablo realizaba su paso por este sector.
  • En el desierto de Palmira se puede realizar camping, ecoturismo, fotografía, senderismo y paseos en caballos por las dunas existentes

¿Qué actividades se pueden realizar en el desierto de Palmira?

  • La provincia de Chimborazo te ofrece experiencias memorables de trekking, atravesando bosques para llegar a la laguna amarilla del volcán El Altar, atravesando páramos en que llamas andinas te señalarán el camino para llegar a la cumbre del Chimborazo, escalando cerros para mirar un manto de nubes en el mirador del cerro Puñay, o mejor aún, caminar descalzo por la arena del desierto andino.
  • En el centro de la provincia de Chimborazo, hay una gran diversidad de experiencias turísticas, culturales como la que se ofrece los días jueves en el mercado de Guamote, de observación de la naturaleza de las lagunas de Atillo en la vía que conecta a Guamote con Macas, o de aventura en los senderos que recorren la laguna de Ozogoche.
  • En Palmira, la actividad imperdible es la práctica de senderismo (trekking) por caminos que conectan las dunas altas con las dunas bajas, en un recorrido que puede tomar unas 2 horas.
  • Si te animas, puedes acampar en el desierto, si prefieres cerca de los bosques de pinos, o en medio de las dunas, eligiendo eso sí una zona baja, para que así no te enfrentes a los fuertes vientos. En todo caso debes conversar con los comuneros, para alertarles de tu presencia y más que nada porque ellos te darán valiosos consejos.
  • Aprovechando el contacto con los comuneros, talvez te animes a darte un paseo a caballo, si bien los recorridos son cortos, son una buena oportunidad para tomarte esa foto espectacular, de esa vez que atravesaste un desierto.
  • Y por supuesto, para dejar claro que alguna vez pasaste por Palmira, deberás descender a toda velocidad por una duna. El Sandboard (snowboard en la nieve) es un deporte de aventura que utiliza tablas para deslizarte por la arena; pero si no tienes a la mano estás tablas, siempre podrás recurrir a la diversión de improvisar la mejor manera de sentir un poquito de adrenalina en medio de los andes ecuatorianos.  
  • Finalmente tendrás a tu alcance diversidad de ofertas de alimentación y hospedaje; bien puedes hacer punto de partida en Riobamba la capital de la provincia de Chimborazo que cuenta con una completa infraestructura turística, desde Riobamba parten tours que exploran el centro de la provincia.
  • Por otra parte, puedes aprovechar experiencias de turismo comunitario, las mas cercanas están en el cantón Guamote que forman parte de CORDTUCH, que es una asociación que promueve centros de turismo comunitario de la provincia de Chimborazo.

No pidas a Dios que guíe tus pasos si no estás dispuesto a mover los pies

Hace un par de décadas, las comunidades indígenas de Palmira, padecían una sequía interminable y que se dejaba sentir de infinitas formas. Primero porque impedía la producción agrícola de la que dependía su pueblo, luego por el viento y el seco calor que complicaban la vida de sus pobladores y finalmente porque su paisaje andino se transformaba rápidamente. De apoco en medio de los coloridos paisajes en que las parcelas de cultivo cubrían cual un manto de abuelita las montañas y cerros, aparecía con una belleza insólita, ¡un desierto!

La comunidad se organizó y a más de iniciar un proceso de reforestación, levantó su mirada al cielo pidiendo mejores días. Y el Señor de Las Misericordias les respondió, sin duda como suelen responder los dioses, con caminos insospechados que a primera vista son difíciles de comprender. A la acción del ser humano que logró detener con pequeños bosques el avance del desierto y con ello la recuperación de las vertientes de agua de la zona, logrando así reactivar los cultivos de papas y pasto, le siguió la acción divina que hace un par de años, transformó este particular paisaje en una oportunidad de desarrollo para la comunidad.

La belleza del desierto ecuatoriano, esa que no se puede olvidar.

Alrededor de la historia, la belleza del desierto ha sido la musa esquiva de artistas, Guillaument exploró Argelia y retrato estos insólitos paisajes en siglo XIX, Dalí los incorporó como elemento clave de su surrealismo en el siglo XX; y desde entonces directores como George Lucas, Ridley Scott y Denis Villenueve las hicieron protagonistas de distópicos mundos en las Guerras de las Galaxías, Blade Runner y Dune.

En Ecuador, la belleza del desierto también ha sido musa de los artistas, Jorge Enrique Adoum la incorporó en 1976 a su obra “Entre Marx y una mujer desnuda” que gracias a Camilo Luzuriaga llegaría a las pantallas de cine en 1996; y tal vez ese estreno cinematográfico fue la respuesta al pueblo asolado por la sequía:

Dos amantes retozan desnudos en la inmensidad de un desierto, mientras que Fabián, un furioso marido, con revolver en mano atraviesa las dunas que juegan a mostrar y esconder el delicioso amor entre Roxana y el narrador de la novela, narrador que nunca logró olvidarla; así como no podrán olvidar los visitantes del Desierto de Palmira, al amor que construirán en esas pequeñas horas en que contactarán con uno de los paisajes más hermosos del Ecuador, amor que logrará superar la furia de la cotidianidad de las grandes urbes.

El turismo es una intensa lluvia que moja a todos

En estos días las comunidades indígenas de Palmira, reciben a cientos de turistas que, desde todos los ejes cardinales, llegan para contemplar el contraste de las dunas con el bosque, tal vez buscando encontrar el contraste de su efímera vida con los lentos y prolongados cambios de nuestro planeta, hombres y mujeres sin patria y sin pasado, que se estrellan contra la vida de una comunidad en el desierto, y que, como el protagonista del “Paciente inglés”, inician una aventura que escribe en sus memorias la frase “volveré por ti, nunca te abandonaré”.

Y es que su paso por el desierto del Chimborazo, es una poderosa lluvia que dinamiza la economía de la población y de toda una industria turística que genera futuro cada vez que comparten con el mundo, este pequeño rincón ubicado a una hora al sur de Riobamba, la Sultana de los Andes.

Recomendaciones para tu vista al desierto de Palmira

  • Tu vista al desierto de Pamira te permitirá conocer a las comunidades indígenas de Chimborazo, que se han organizado para mantener a su lugar turístico, destacan las comunidades de Galte Laime y la Jatum Loma, que administran el ingreso al desierto, mantienen un pequeño parqueadero, chocitas para que los turistas se protejan del frio y trabajan en la limpieza de la zona.
  • Es importante que adviertas tu presencia, pues estos pueblos indígenas mantienen un fuerte vínculo con su tierra, vínculo que se expresa en su anhelo de protegerlo.
  • Por eso recuerda contagiarte de ese anhelo protegiendo tú también este tesoro paisajístico: no generes basura, no ingreses con carros 4X4 o motocicletas, trata al desierto como si fuera tu casa, pues en esencia, esta es la casa de las comunidades indígenas de Chilipung, San Miguel de Pomachaca, Jatum Loma y Galte Laime.   

 



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